Las vidas que tocan

Me tocó nacer cuando éramos gigantes
(aunque no lo sabíamos)
y no movíamos una piedra de lugar
y si por nosotros era
	no movíamos ni el aire.
	
Después me tocó nacer cuando movíamos piedras sin tocarlas
y las cortábamos con el pensamiento
	no era lo que pensás cuando digo pensamiento
	era una forma de vibración
	que de algún modo se escuchaba así que también podés decir
	que las movíamos con música
me tocó nacer cuando hablábamos en música silenciosa
sin mover el aire ni la boca
pero sí los cuerpos para mover la llave
de la puerta entre los mundos.

También me tocó nacer cuando había que moverse para hacer todo
y hablábamos en código
	una especie de pictografía sonora
	la danza germinal de los alfabetos
cuando absorbidos por el magnetismo de la materia
echamos raíz en los sentidos
era el tiempo de tocar
el tiempo de hablarle al mundo con tus propias manos
un tiempo de antenas de corto alcance
	no es lo que pensás cuando digo antenas
y espadas de rango largo
–en el fondo, seguíamos prefiriendo las lanzas
	reminiscencias vagas del viejo tocar de lejos.

A lo último nací cuando la materia se nos despertó encima
de tanto hundirnos hacia ella y cuando de tanto tocar
construimos la forma de hacerla pensar y tocar por nosotros
para tener más tiempo de tocar más cosas
y seguir corriendo en laberintos cifrados
era el tiempo en que telekinesis se decía tecnokinesis
	pero igual no se decía
y la única telepatía admitida era la de un algoritmo
de una manera más o menos tácita era ilegal tocar con el pensamiento
aunque lo hacíamos desde niños
y a veces hasta la tumba
el único requisito era no mentir
si mentías arruinabas la antena
costaba cada vez más escuchar y transmitir
entonces te pasabas de lleno al alfabeto
para que dijera por vos eso que no puede decirse por otros medios
y al tiempo ya te costaba creer que esa antena siquiera exista
	las antenas no nacen, se hacen –y cosas así.

Sinceramente no puedo decir con cuál tiempo me quedo.
No diré que antes vivíamos mejor
tampoco se vive mejor ahora.
Cada vez que me tocó vivir había aspectos evolucionarios y conservadores
en alguna clase de equilibrio
aunque no es lo que pensás cuando digo equilibrio
es un castillo geométrico desmoronándose en cámara lenta
célula por célula hacia dentro y hacia tras
hasta que el mismo castillo aparece por delante y lo releva
de lo que resulta una iridiscencia de cristal o de cuerpo fluido
	por eso, no es lo que imaginás.

En fin,
recuerdo que cada vez que me tocó nacer me tocó aprender algo
pero me llevaba la vida entera recordar qué
y ahí veía si lo había aprendido
y si estaba listo para olvidar otra cosa
y volver a caminar en círculos
y dar vuelta laberintos
hasta inventarla.
El Bolsón, 25-8-21

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

seven − six =